"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo"
Benjamin Fraklin

jueves, 16 de junio de 2011

Se acabó el bonolibro

El bonolibro no ha resistido la crisis, y aunque su supresión fue anunciada hace meses, ha sido ahora, una vez que los padres de alumnos han conocido los niveles máximos de renta exigidos para optar a beca, cuando se han echado las manos a la cabeza. 
El bonolibro se instauró hace cuatro años, y consistía en un cheque para la compra de libros al que podían acceder todos los estudiantes de enseñanza obligatoria, independientemente del nivel de renta de sus familias. Su implantación era progresiva, pero el grifo se ha cortado este curso, con la crisis, y los padres que no cumplan los requisitos de renta que ha marcado la Comunidad tendrán que pagar a 'escote' los libros de texto de sus hijos.
El nuevo modelo recupera las antiguas becas ajustadas a los niveles de ingresos, y a las que solo pueden optar las rentas más bajas. El problema, se quejan padres y sindicatos, es que los umbrales de ingresos se han rebajado tanto que «solo los desempleados y quienes cobren el salario mínimo interprofesional podrán beneficiarse de las ayudas», denuncia José Antonio Abellán, presidente de la Federación de Asociaciones de Padre de Alumnos Juan González. Los cálculos realizados por la FAPA ponen en evidencia que el 70% de los escolares que hubieran recibido beca con el anterior sistema se quedarán este año sin ayuda. Los sindicatos comparten la apreciación, y ponen de relieve que las rentas se han ajustado tanto que las familias medias se han quedado sin opciones de recibir becas. «Es un paso atrás», denuncia Comisiones Obreras.
Las cuentas de una familia tipo, con dos hijos en edad escolar, y los dos progenitores con trabajo, no salen. En ese caso, los ingresos de los padres (juntos) no podrían exceder de 25.088 euros. «Es muy complicado no superarlo, aunque también es cierto que toca asumir que el bonolibro ya no existe y no podemos contar con esas ayudas», explica Antonio Sánchez, del sindicato de enseñanza Anpe, quien teme que al final se 'cuelen' en el reparto de ayudas «autónomos o empresarios que no tienen sus ingresos tan controlados como quien ingresa una nómina».
Los padres denuncian además que las condiciones para lograr una beca de libros son más duras incluso que en la etapa anterior al bonolibro. «Entonces se exigía, para el caso de una familia de cuatro miembros, ingresos menores a 27.500 euros; este año, en cambio, la cifra se ha rebajado 25.088 euros».
A pesar de que los requisitos de renta se han endurecido, la Consejería de Educación teme que ni siquiera todos los que se ajusten a esos umbrales de renta podrán recibir las ayudas. «Es previsible -reza la circular que han recibido los centros- que no puedan concederse la totalidad de las solicitudes que se encuentran dentro de los umbrales de renta. Así, se concederá el máximo posible hasta agotar el crédito disponible atendiendo, como criterio de prioridad, a la renta 'per capita'».
La Consejería de Educación insiste en que el bonolibro antiguo es, hoy por hoy, incompatible con la situación de crisis, y asegura que ha destinado a las becas la misma cantidad que el Ministerio de Educación, 4,2 millones de euros cada administración. Una cifra que se aleje mucho de la consignada el curso pasado, que fue de 23,8 millones de euros. Las ayudas, según los cálculos de la Consejería de Educación, beneficiarán a 65.000 familias. La decisión de sustituir el Bonolibro universal por el actual sistema «obedece exclusivamente a la voluntad del Gobierno de ayudar a aquellas familias que menos recursos tengan y más puedan necesitarlas», argumenta Educación. Una teoría que no termina de convencer a padres y sindicatos, que reclaman la gratuidad de los libros de texto en niveles de enseñanza obligatoria en cualquier circunstancia.

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