Diario de Prácticas VIII: La historia de Noaga

El otro día en clase estuvimos hablando del agua y de la importancia que ésta tiene en nuestra vida. Tal es esa importancia que debemos cuidar ese bien tan escaso. Hablamos de hábitos que debíamos tener para no malgastarla, como por ejemplo, cerrar el grifo al lavarnos los dientes. El agua que utilizamos proviene de la lluvia, y cuando ésta escasea, el agua también.

Buscando cosas sobre el agua en internet encontré una actividad de Intermón Oxfam al respecto. Entre ellas una carta de un niño africano dirigida a los niños, así que aproveché ese recurso para hacerles ver que no todo el mundo tiene la misma suerte que nosotros. Ya no solo con respecto al agua, sino por todo.

A los niños les dije que había recibido una carta de un amigo de África porque le había contado que estábamos hablando del agua y él me quería contar un poco cómo vivía. En ese momento, el profesor me preguntó que cómo había recibido la carta, que si la había recibido por e-mail (puesto que quería aprovechar para recordar los distintos tipos de correos que existen) y yo, que no lo pensé mucho, le dije que sí. Claro, cuando luego les dije que no tenían ordenadores, una niña me preguntó que entonces cómo había mandado el e-mail, y ahí me destruyó un poco, pero salí del paso diciendo que había gente que sí tenía ordenador, puesto que unos tenían muchas cosas y otros nada.

A continuación os pongo la carta:

La historia de Noaga

¡Hola amigos y amigas!
Soy Noaga. Vivo en un pequeño poblado en África con mi familia. Nosotros vivimos en el campo.
Me han dicho que queréis saber cosas sobre el agua, así que voy a explicaros un poco cómo vivimos en mi pueblo y qué pasa con el agua.
Mi madre lava la ropa en el río, pero a veces no hay suficiente agua y solo la podemos utilizar para beber y cocinar.
Tenemos que coger el agua del río y llevarla con cubos hasta casa.
¡El agua pesa mucho!
En nuestro país llueve poco y tenemos que aprovechar el agua muy, pero que muy bien.
Cuando mi madre vuelve a casa, prepara la comida o la cena para todos. Yo la ayudo a pelar las mazorcas, y a preparar el fuego mientras hablamos o cantamos.
Hasta que llega mi padre y entonces todos jugamos con él. Por la noche nos reunimos toda la familia y hablamos, hasta que es la hora de irnos a dormir. Nos damos un beso y nos deseamos buenas noches.
Ahora ya sabéis un poco como es mi vida. Cuando sea mayor espero poder viajar y visitaros. 
¡Hasta otra!

Noaga

A lo largo de la lectura les pregunté que por qué no sacaban el agua del grifo, también les recordé la importancia de ayudar a los padres, pero sobre todo, que es muy importante hablar con ellos y jugar. Me dio mucha pena cuando un alumno me dijo que ni su padre ni su madre tenían tiempo para jugar con él, y es que hoy en día, en el mundo tan apurado en que vivimos, eso es una triste realidad. 

Después de explicar un poco cómo debía ser el poblado de Noaga: donde no hay aceras ni coches o donde no tienen perros de mascotas, sino los animales que luego se van a comer, les dije que me hicieran un dibujo de cómo se imaginaban el pueblo y, en la otra cara del folio, de cómo vivían ellos para que vieran la diferencia. 

Creo que la actividad sirvió para que los alumnos vieran que hay otros niños que no tienen play station, ni nintendos, ni ordenadores... mientras que ellos tenían la suerte de que no les faltaba de nada. Creo que eso lo entendieron, sin embargo, lo que yo pretendía con los dibujos no lo logré. Quería que plasmaran las diferencias que ellos veían, pero no sé si porque aún son muy pequeños o porque no tenían ganas, no logré que hicieran esos detalles. Sin embargo, ahora os incluyo los dibujos para que veáis los pequeños artistas que hay en la clase.

DONDE VIVE NOAGA, SEGÚN ALEX

DONDE VIVE ALEX

DONDE VIVE CELIA

DONDE VIVE NOAGA, SEGÚN CELIA

DONDE VIVE LAURA

DONDE VIVE NOAGA, SEGÚN LAURA

DONDE VIVE NOAGA, SEGÚN MANUEL

DONDE VIVE MANUEL

DONDE VIVE NOAGA, SEGÚN MARTA

DONDE VIVE MARTA

DONDE VIVE NOAGA, SEGÚN NATALIA

DONDE VIVE NATALIA

DONDE VIVE VICTORIA

DONDE VIVE NOAGA, SEGÚN VICTORIA

¡Un saludo!