"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo"
Benjamin Fraklin

lunes, 21 de marzo de 2011

Debate: ¿Es la escuela una prisión?

Buscando, buscando encontré una página en la que abrían un debate sobre la obligatoriedad de la escolarización. Éste surgía a raíz de un vídeo en inglés que comparaba la escuela con una prisión. El título es el siguiente: "School is a prison for your mind (la escuela es una prisión para tu mente)".



No he encontrado el vídeo con subtítulos, pero en esta página lo han transcrito y yo me voy a tomar la libertad de exponéroslo:




La escuela es un programa de entrenamiento forzoso de 18 años de duración, impuesto por los gobiernos, que esteriliza el potencial que tienen los niños de ser brillantes. Aquellos que han sobrevivido a la escuela, sobreviven el conformismo y continúan pensando por sí mismos, son realmente una excepción.

Todos los niños nacen con una mente curiosa y con alta afinidad a la experimentación hasta que un día son enviados a la escuela. La escolarización obligatoria no es más que la memorización de hechos inertes y monótonos y un entrenamiento para que los niños dominen los comportamientos repetitivos.

Durante la mayor parte del día, todo lo que el niño dice debe ser concordante con los intereses de su profesor de escuela. Su comportamiento debe coincidir con políticas y reglas preestablecidas. No pueden usar el baño sin permiso. Si desean hablar, deben levantar la mano. Luego de una hora y tanto, suena un timbre y todos deben moverse de acuerdo con él. Esto no podría parecerse más a la esclavitud.

Este tipo de entrenamiento se convierte en un ritual para el niño, se convierte en las historias de fondo para las series televisivas infantiles, y los cuentos para niños, o la ideología que les enseñan sus profesores o incluso sus padres. De esta manera, se está desarrollando una mono-cultura entera, privando a los niños de su poder de crear problemas al estado desde muy temprana edad, entrenándoles para que sean buenos sirvientes de lo que es políticamente correcto.

El ambiente en el que se desenvuelven se asemeja mucho al de una prisión, en el sentido de que constituyen una población completamente carente de poder para retar la autoridad de su guardián. El proceso se convierte en uno de sellado automático, no tienen ningún control sobre ninguna parte de sus vidas, lo cual está directamente relacionado con la violencia juvenil porque el único control que tienen es sobre sus semejantes.

La escuela obligatoria fabrica niños que o bien están aterrados de sufrir bajo la tiranía de otros, o que han sido educados para perpetrar la explotación de otros. Es bastante similar al sistema de prisiones en el que la convivencia es obligatoria. La presencia del niño en determinadas áreas del edificio y su participación en un comportamiento regulado por el estado está penado con cárcel.

[…]

Tras 18 años bajo la autoridad coercitiva estatal, el niño es liberado al mundo, algo así como la culminación de una sentencia de 18 años de prisión. Ahora que el niño ha sido entrenado para la obediencia, puede ser dejado en libertad. El producto de estas escuelas, o de estos operativos de producción controlados por el estado, es una sociedad dispuesta a someterse, a obedecer y a escuchar. Ese comportamiento obligado, que técnicamente puede equipararse con una forma de esclavitud sólo puede conllevar una mentalidad de temor y terror.

Necesitas estar en un determinado lugar, en un momento preciso, bajo las órdenes de una autoridad o de un timbre. Todo el mundo formando una sola masa, vira en otra dirección para comenzar otra actividad. Son entrenados, no sólo a seguir instrucciones, sino también a seguir determinadas pautas de comportamiento, normas, reglas y leyes que son preestablecidas para controlar a los niños. Te dicen que no puedes hacer algo al otro, que aquello sí lo puedes hacer, que esto es aceptable y que aquello otro no. Los estándares de la cultura, moralidad y comportamiento son grabados en estas jóvenes y nuevas mentes que están en plena etapa de florecimiento y desarrollo.

Sus mentes son interceptadas por el estado, de manera de hacerlas conformarse con los estándares del mismo. La primera lección que te enseñan es la jerarquía de la autoridad, la segunda lección es trabajar en grupo para alcanzar las metas de aquellos que están en control. Si a un grupo de niños se le enseña a tener un determinado comportamiento indistintamente de lo que cada uno quiera hacer, esas personas aprenderán a no luchar cuando sean adultos.

Estos son los inquilinos que viven en condiciones insalubres y nunca las denuncian ante Sanidad, estos son los grupos de ciudadanos que se aterran fácilmente por un grupo de policías hasta renunciar voluntariamente a sus derechos. Estos son los grupos de trabajadores que renuncian a sus vidas por las grandes corporaciones que les dicen cómo vestirse, cómo hablar, a qué hora despertarse, lo cual quiere decir en esencia que también te están diciendo a qué hora dormirte si te están diciendo a qué hora te debes levantar.

Esto no es nada nuevo, son simplemente los frutos de la escolarización obligatoria. Si miramos las raíces de la revolución industrial del siglo XIX, la guerra civil demostró a los industriales y financieros que una población estandarizada entrenada para seguir órdenes sin pensamiento crítico previo, podría utilizarse de modo que trabajara como un árbol de hacer dinero. No es ninguna sorpresa que el poder global y la riqueza de las corporaciones esté basada en un sistema educativo de tercera categoría que trabaja por erradicar la formación de personas con verdadero carácter y verdadero intelecto. Esto es así porque el burócrata carente de sentido crítico y el trabajador que no es pensante que seguirán un sistema sin cuestionarlo constituyen el patrón del cual nuestro sistema depende, y esto es lo que las escuelas producen.

El sistema no está diseñado para educar al público, es por esta razón que las decisiones [en la educación] son tomadas por la burocracia estatal, no por los padres, ni por los maestros. Se asegura el cumplimiento de cada ley a la fuerza y por temor a un máximo castigo, el tono de voz de un director de escuela, a menudo se asemeja al de un celador: sin lugar a titubeos que pongan en juego su autoridad. Siempre tendrán alguna manera de imponer un estándar sobre la población a fuerza de su habilidad coercitiva. Un duro castigo espera a cualquier niño que desobedezca las reglas, no hay ninguna duda de que un grupo activo de estudiantes se refleja positivamente en la dirección de una escuela. Sería algo así como los trabajadores de una fábrica que reportan a un superior del distrito escolar.

Al estado no le importa si los niños viven sin techo, o si sufren de desnutrición o hambre, pero si no llegan a la escuela a la hora precisa, como si acudieran a un juicio, se alerta a la policía. Hasta que no se logre la abolición de la escolarización obligatoria, tus hijos serán educados como esclavos para que puedan aceptar convertirse en esclavos más adelante en la edad adulta.


Ante todo ello a mí me han surgido muchas cuestiones, entre ellas las siguientes:

¿De verdad enseñamos contenidos monótonos y comportamientos repetitivos?

¿Realmente creamos sirvientes o esclavos de una cultura?

¿Es la escuela la causante de la violencia juvenil?

También me choca bastante que diga que la escuela entrena a los niños para conseguir gente dócil y que no se subleve, o no exija sus derechos, cuando una de las cosas que ha de conseguir el profesor es que el niño adquiera su propia autonomía para crear su propio pensamiento.

No estoy para nada de acuerdo con este video, sin embargo sí que me ha hecho reflexionar sobre varias cuestiones, como es la falta de libertad de los alumnos. Así mismo sé que con clases tan numerosas hay que imponer una disciplina, puesto que si no es imposible. Tampoco creo que estemos inculcándoles unos contenidos monótonos y repetitivos. Bien es sabido que si el pueblo no tiene cultura, es un pueblo esclavo (y no considero que sea al revés).

Bueno, el debate está servido, me parece algo bastante interesante en lo que pueden participar todos, sean o no maestros, alumnos, padres... todo el mundo tiene algo que decir.


Fuente: "Amor maternal"

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