Un día más nos encontramos con una mañana lluviosa. ¿Qué ocurre? Pues que un recreo más, tenemos que quedarnos en clase. El encierro se va notando en el comportamiento de los niños, que están aún más inquietos de lo normal. Y no soy yo la única que lo notaba, la "seño" de música me lo ha corroborado. Y es que hoy he estado presente un ratito de la clase de música, y he podido ayudar un poco a la profesora guiando a los niños a través de las notas musicales.
Y... hoy me han dado mi primer dibujo de seño, ¡si es que me hace sentir tan orgullosa!. Investigaré cómo se hace, y cuando tenga unos cuantos (que estoy segura que tendré), los colgaré para presumir de niños.
¡Ay que ver! Que llevo ya unas cuantas entradas y no he dedicado ni un huequito a los alumnos de quinto. Y es que además de estar con los del primer ciclo, cuando estos tienen educación física, música, inglés o religión; estoy con los alumnos de quinto, que son los mismos con los que estuve el año pasado en mi cortísimo período de prácticas.
Hoy más que nunca me he dado cuenta de el cambio que han sufrido en un año que yo no los he visto. No me refiero solo físicamente, sino a la hora de leer, por ejemplo. Si mal no recuerdo, a Marta le costaba mucho leer, y hoy me ha sorprendido la fluidez con la que lo hace. Otros en cambio han empeorado un poquito, antes era un alumno que se esforzaba por ser de los mejores y ahora el pecado de la vagueza se ha apoderado de él.
Si por lo que llevo hasta ahora en el colegio, tuviera que elegir entre niños de 1º o de 5º... la verdad es que no sabría por qué decantarme.
Cuando la jefa de estudios, me dijo que mis prácticas las haría con los de primero, se me puso cara de pánico (de verdad de la buena), porque me parecía que en un curso tan pequeño sólo me encontraría niños que gritan, se cambian de sitio y no escuchan. Sin embargo, tras una semana de prácticas, lo que veo son unos niños deseosos de aprender y mostrar lo que están aprendiendo, cariñosos a más no poder y sí, a veces son un culillo de mal asiento, pero muchas más veces de las que esperaba, se quedan atentos escuchando y aprendiendo.
Bien cierto es que esto puede que no sea la tónica general, el profesor hace mucho (como bien me dijo la profesora de 5º, el año pasado). Una de las cosas que me llamó muchísimo la atención del tutor con el que estoy, J. L., es la forma de hacer callar a los alumnos cuando éstos están en exceso revolucionados. En vez de pegar un grito (aunque a veces se escapan, como bien me dijo él); chasqueaba los dedos y daba una palmada y, seguidamente los niños se callan y comienzan a imitarle. En otra ocasión, en vez de hacer eso, se puso a cantar y los niños a seguirle.
Bueno, eso con respecto a los de primero... En quinto te puedes encontrar también con niños muy cariñosos y pese a que ya no tienen tantas ganas de demostrar lo que han aprendido, no las han perdido del todo y siguen siendo trabajadores. Ya son alumnos con los que puedes dialogar correctamente y explicarles la situación o el por qué de algo.
Como conclusión diré que no puedo elegir, al igual que si me hubieran puesto en 3º, 6º de primaria o 2º estaría encantada, puesto que lo importante es que esta es mi profesión y que me gusta. ¡No veo el momento de llevarla a cabo!
¡Un saludo!
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